Angelicos durmiendo en cajas de cartón. Tony Montanas de saldo en gorra y chanclas, vasilando entre mareas de Marías, Fátimas y viejos viudos que dan sentido, en su ruidosa subsistencia, al Aldi, el Lidl, al bendito estanco y la santa administración de loterías.

Los últimos catetos y estudiantes, las gitanas; los shirleros, la pareja munipa y las tiendas de toda la vida que aún quedan entre La Unión y San Rafael, animadas por un son de acentos que va desde Colombia hasta el Rif para mezclarse con el de los yonkilateros que viven en el chino bajo mi ventana — boca de metro, trampa y muerte en vida. Sobre todo eso.

Welcome to my barrio: abandona toda esperanza. Aquí también hay AirBnBs sumergidos desde hace tiempo.

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